EL CONDE DRÁCULA TIENE SIDA
(Monólogo teatral)
Por Carlos Etxeba
(La escena representa un rincón de un parque público con un árbol al fondo. Al lado del árbol hay un panteón con el nombre de FAMILIA DRÁCULA y tiene la tapa levantada. Está amaneciendo entre relámpagos y truenos. Entra en escena el Conde Drácula, vestido en forma de skin-head con una capa negra. Va con una botella de vino muy rojo en la mano y da muestras de estar algo bebido)
Hay que ver lo difícil que se está poniendo esto de ser el Conde Drácula en pleno siglo veintiuno. Ahora un título nobiliario no significa nada. Al contrario, la gente te mira como algo raro, como una reliquia del pasado, no como una cosa viva a la que hay que dar fe por su enorme transcendencia histórica o por su gran peligrosidad social. Preferiría llamarme "el futbolista Drácula". Mi nombre despierta en las gentes resentimientos históricos contra la nobleza. En los puticlubs ya me han puesto el mote del Conde de Chorra Pelada.
(Entre truenos y relámpagos abre la boca ensangrentada y enseña los enormes colmillos, bebiendo de la botella de sangre)
Hace tres siglos me bastaba con recitar a las damas unos versos delicados y se me ofrecían dulcemente, poniéndome la yugular al alcance de los colmillos. Me introducía siempre en la aristocracia y en la clase política, que entonces eran muy cultos y de familias nobilísimas. ¡Qué sangres más espesas y sanas! ¡Qué cantidad de oligoelementos tenían! ¡Qué días de profundo sueño me esperaban en las tinieblas reparadoras de mi sepultura! ¡Aquellos eran descansos tranquilos, sin ruidos de rock and roll!
Ahora cualquier petardo puede ser políticamente importante; pero la sangre azul, que es la que me gusta, ya casi no existe. Sólo existe la sangre roja, vulgar, llena de conservantes, colorantes, anilinas y dioxinas, así que me han dejado enfermo para el resto de mis noches.
Para terminar de leerla descargala en el siguiente enlace...
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